La Ciudad
Parque Reserva Nacional de Ansenuza

parque reserva nacional

PARQUE RESERVA NACIONAL DE ANSENUZA

Parque

 

Si querés disfrutar de una experiencia que te una a la naturaleza, no podés dejar de visitar la laguna Mar Chiquita. La biodiversidad, el aire salado y las puestas de sol te harán sentir parte del entorno y recargarán tu energía. También conocida como Mar de Ansenuza, forma parte del Parque Reserva Nacional que lleva su nombre. Se encuentra ubicada al noreste de la provincia de Córdoba ocupando el sector este de los departamentos Río Seco y Tulumba, norte del departamento Río Primero y centro norte de San Justo.

El 30 de junio de 2022, el Congreso de la Nación dio sanción definitiva y aprobó el proyecto de ley para la creación del Parque Nacional Ansenuza, adjudicándole la categoría de “Parque Reserva Nacional de Ansenuza”. Esto fue posible ya que en 2021 la provincia de Córdoba le cedió a la nación una porción de los territorios provinciales en el lugar.

El área protegida en su totalidad ya se encontraba en una categoría de manejo amparada por la Ley Provincial 6964 de Áreas Naturales de la Provincia de Córdoba al ser constituida en 1994 como Reserva Provincial de Usos Múltiples Bañados del Río Petri (Dulce) y Laguna Mar Chiquita por el Decreto Provincial 3215.

En la región se emplazan alrededor de treinta localidades relacionadas directa o indirectamente con la Reserva, por ejemplo: Morteros, Balnearia, Chipión, La Paquita y Miramar. Desde la localidad de Morteros se puede acceder al parque a través del Portal del Bajo de Ansenuza. La ciudad dispone de la oferta hotelera, gastronómica y de servicios necesaria para albergar al turista interesado en conocer esta maravilla natural.

La zona geográfica abarca 661.416 hectáreas. Se trata de una cuenca endorreica de aguas salinas que destaca por el número y diversidad de especies de aves acuáticas que se encuentran en ella. Siendo uno de los humedales de importancia internacional aprobados por el convenio Ramsar para la conservación de la biodiversidad a nivel global.

La vegetación que ocupa la cuenca sin desagüe de Mar Chiquita es compleja y variada. Su diversidad y distribución espacial están determinadas por la interacción entre el relieve y la hidrología. El relieve desciende desde los bordes de la depresión hacia las costas del río Dulce y de la laguna Mar Chiquita y ejerce influencia sobre dos factores clave: el tenor de sal de los suelos y la periodicidad e intensidad de las inundaciones del río Dulce, lo que determina un gradiente hidro-topográfico complejo. La flora que crece en la zona muestra correspondencia con el gradiente hidro-topográfico, siendo desde una altitud mayor hasta una menor la propia del bosque chaqueño, el arbustal de transición, los matorrales halófitos y la sabana inundable: pajonal, juncal, totoral y pradera.

En este ecosistema, las aves son quizás el grupo que alcanza los mayores niveles de diversidad y abundancia. Se han registrado aproximadamente 380 especies de aves que representan el 66% de todas las especies de aves migratorias y playeras registradas para Argentina, el 36% de la avifauna del total del país y el 85% de las 447 especies de aves citadas para la provincia de Córdoba. Entre las especies de aves destacadas se halla el flamenco que se convirtió en un ave emblema del lugar.

Mar Chiquita alberga tres de las seis especies de flamencos: el austral, el andino y la parina chica. El flamenco austral es, por lejos, la especie más abundante y se la ve durante todo el año. En cambio, las otras dos son visitantes de invierno. El flamenco andino llega a Ansenuza cuando migra de sus áreas de cría ubicadas en las lagunas altoandinas de la Puna argentina, boliviana y peruana, siendo un visitante invernal regular. En cambio, la parina chica aparece en el humedal en bajas cantidades y más esporádicamente. La laguna ofrece refugio a estas aves capaces de adaptarse a condiciones de extrema salinidad. La dieta de los flamencos incluye fitoplancton (algas), zooplancton (pequeños crustáceos, insectos, moluscos, etc.) y la capa superficial del sedimento –conocida como “manto”– rica en bacterias y materia orgánica y la coloración característica de su plumaje deriva de los pigmentos rojos (carotenos) presentes en los microorganismos que ingieren.